Trabajar
con adultos mayores en la modificación de conductas alimentarias, considero que
es un trabajo un poco complejo porque esta población gracias a las creencias,
factores sociales, psicológicos y
culturales que han experimentado a lo largo de su vida con respecto a un estilo
de vida saludable, suele ser complicado llegar y plantear nuevas ideas que
quizás no tengan sentido alguno porque son lo contrario a lo que ellos plantean
como su verdad.
Por
otro lado, existen factores socioeconómicos y psicológicos que influyen en la
nutrición del anciano. El aislamiento social, los recursos financieros
limitados, la escasa educación sobre nutrición, la falta de apoyo familiar, la
pérdida de seres queridos o de personas encargadas de su cuidado y la menor
movilidad debido a limitaciones físicas o aislamiento social pueden, todos
ellos, disminuir la disponibilidad de diversos alimentos.
Nosotros
como profesionales de la salud debemos de buscar todas las herramientas
posibles para lograr un tratamiento integral con el principal objetivo de
modificar poco a poco las conductas alimentarias. Es importante crear un
ambiente de confianza durante la plática/ consulta con este tipo de pacientes, utilizar un lenguaje respetuoso y coloquial al
momento de plantear nuevos conocimientos
para conseguir un mayor aprendizaje y una interacción efectiva.
En
conclusión, la población anciana mayor de 60 años está en alto riesgo de
desarrollar enfermedades nutricionales debido a que el proceso de
envejecimiento se acompaña de una variedad de cambios fisiológicos,
bioquímicos, biológicos y psicológicos, que alteran no solo la actividad física
del individuo sino también sus hábitos, conductas alimentarias y las
relaciones sociales. Es importante tener en cuenta estos datos porque así se
abre un panorama acerca de cómo se debe trabajar con los ancianos y adultos
mayores, y nos asegura que el tratamiento nutricional y la modificación de
hábitos puede irse llevando a cabo con más facilidad.
Referencia:
Dacosta, K.O. & Wilson, J. F., Food preferences and eating attitudes in three generations of black and
white women. Appetite,NCBI ,(1996), 27, 183-191. Actualizado el 09.03.2019 : Recuperado de : https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8937621
Estoy de acuerdo con tu aportación y posteriores recomendaciones al tratar con este grupo de la población. Conforme llega el envejecimiento hay degeneración física y psicológica que dificulta que haya un cambio en la conducta alimentaria del adulto mayor. Esto no sería un problema si desde una edad temprana se educara al paciente acerca de buenos hábitos alimentarios; lo que conllevaría a que hubiera menos enfermedades en rangos de edad mayores.
ResponderBorrarEstoy de acuerdo contigo, en esta población a diferencia de otros grupos de edad, intervienen más factores que modifican la conducta del adulto mayor, afectado en muchos casos sus hábitos alimentarios, sin embargo entenderlos y apoyarlos en estos factores, ayuda a que el adulto mayor tenga una mejor calidad de vida
ResponderBorrarMe parece interesante las posturas que manejas acerca de la difícil tarea del cambio de hábitos en esta etapa de vida, sin embargo, me gustaría que nos compartas una estrategia, bien sea tuya o alguna tomada de tus clases, para contrarrestar estas actitudes.
ResponderBorrarTrabajar con este tipo de paciencia suele ser complicado a la hora de consulta, por lo cual yo propongo que un familiar, amigo étc del paciente lo acompañe durante ese momento, para que así tengamos más certeza de que las indicaciones que se establezcan se cumplan un poco más, con este tipo de pacientes lo más recomendable es que permanezca en lugares cómodos y aptos a la hora de comida, porque eso puede favorecer los cambios de conducta alimentarios poco a poco.
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